Monte Perdido - Vía de Las Escaleras - La Primera Normal

    Este que nos ocupa describe otra excelente Vía alternativa para ascender al Coloso calcáreo —la que utilizaron sus Conquistadores para el descenso— también factible en cualquier época del año, con múltiples accesos y posibilidades.

    Así, envueltos en un halo de Historia Pirenaica, disfrutaremos de la rapidez de ascenso, seguridad, entretenimiento, excelentes vistas y tranquila soledad de lo que debería ser una "Clásica" y no lo es por puro desconocimiento.



RECORDANDO LA HISTORIA

    Si consultas en tu biblioteca el Anuario de Montañeros de Aragón en su edición 1994-95, del artículo “Monte Perdido - Vía Sureste - La Travesía de los Tresmiles Olvidados”, podrías rescatar el siguiente párrafo: “El 6 de agosto de 1802, los guías franceses de Louis Ramond de Carbonnières, Laurens y Rondo se dirigen hacia el Collado de Añisclo, con ordenes claras recibidas de éste, para reconocer la zona y las posibilidades de acceso hasta la cima de Monte Perdido. Sin embargo, en el camino se encuentran con un pastor aragonés que los conduce a la cumbre por la Cara Norte, en lo que se conoce como la primera ascensión oficial a la montaña entonces considerada más alta de Los Pirineos. Una vez allí abandonan al pastor y descienden hacia La Subitialla por la vía de Las Escaleras, que se convierte desde entonces en la ruta normal y más fácil a la cima de Monte Perdido, puesto que, aunque tres años más tarde el mismo Rondo utiliza la vía del Lago Helado y el Corredor NO, hay que esperar a las prisas de nuestro siglo para que ésta, hoy en día más tristemente conocida como la de La Escupidera, sea considerada como la primera vía normal”.

    Evidentemente, debido a la precariedad de la impedimenta de la época y al lógico desconocimiento de la zona (no olvidemos que los pioneros del macizo accedían por el norte y por lo tanto para ellos la cara sur era “terra incognita”) Laurens y Rondo no gozan de un descenso muy agradable por las diversas chimeneas de la vía, pero vamos a analizar un recorrido de alta montaña que en condiciones normales no suele plantear ningún problema.


ALTERNATIVA

    Todos sabemos que el paso de La Escupidera, que se halla en la parte más alta del Corredor NO por el que se accede a la cima de Monte Perdido y que da nombre a la vía normal, constituye el punto visitado de todo el Pirineo con el mayor índice de siniestralidad.

    Los condicionantes morfológicos y climáticos gestan las dificultades que permanecen durante gran parte del año. Las imprudencias de los miles de visitantes de la época veraniega hacen el resto. La mala suerte se ha llevado a los mejores. La situación no mejora y se hace insostenible. Cada cual debe conocer sus propias limitaciones. ¡Basta ya!

    Con todo esto no pretendo prohibir a nadie que utilice esta vía, recorrido clásico por excelencia, lleno de atractivos y posibilidades, pero se hace necesario presentar alternativas a un problema que está ahí y que no se debe olvidar.

    La vía de Las Escaleras permite el acceso durante todo el año al punto culminante del Macizo en menos tiempo, de forma segura y entretenida, con excelentes vistas y con toda una serie de características que paso a relatar.


COMO ES

    El trazado directo de la vía está compuesto por dos zonas bien claras y diferenciadas como son la gran arista super redondeada de La Subitialla y Las Escaleras propiamente dichas, es perfectamente visible desde la Dehesa de Soaso (1.740) y empieza en la confluencia (2.070) del barranco que baja del Cuello de Monte Perdido con la Ruta de Invierno al Refugio de Góriz. Desde aquí, por la margen derecha orográfica del barranco (del que se separa paulatinamente) y atravesando una zona de pequeños resaltes, alcanza el sendero G.R. 11 muy cerca de Los Arracones (2.240), se orienta casi al N por la mencionada arista de La Subitialla hasta alcanzar la base de dos grandes canales paralelas (2.750) que marcan el final de la ya escasa tasca, dando paso a los vastos canchales de las alturas.

    En una de sus dos partes de mayor pendiente, el paso más seguro bordea las dos canales en travesía horizontal para girar a mano derecha por una amplia ladera en diagonal ascendente N hasta llegar a la base del primer escalón y su chimenea (III) (foto 1) que da acceso al gran plato (2.938) antecima norte de la Punta de Las Escaleras. Una ladera con pendiente mucho más dulce, desemboca en una corta trepada que alcanza la gran aleta de la Punta de Las Escaleras (3.027), primer tresmil del recorrido que además goza del privilegio de ser el mejor observatorio del resto de la vía (fotos 2 y 3), con una vista panorámica impresionante (cuidado con el viento que incluso en días de calma, salta desde la vertiente del Barranco de Góriz hacia el Glaciar del Soum de Ramond).

    Destrepando al Cuello de Las Escaleras (2.995) entramos en una ladera un poco mas empinada, por la cual y en dirección NNE llegaremos hasta el segundo escalón (3.060) y su chimenea (II). La vía, a partir de aquí, toma dirección N y vuelve a ganar pendiente al atravesar el Paso Rushmore (3.180) en el tercer escalón y su doble chimenea (III) (es mas fácil la de la derecha), muy curioso pues la roca que las separa (foto 4) se asemeja a una de las majestuosas efigies (George Washington, Thomas Jefferson, Theodor Roosevelt y Abraham Lincoln) esculpidas con la ayuda de cargas explosivas por Guzton Borghum y su hijo entre los años 1936 y 1942 en The Black Hills, South Dakota, U.S.A.

    La pendiente disminuye, el terreno cambia y predomina la roca madre sobre los canchales. Con orientación NNO se llega a la antecima SO (3.270), fabuloso rellano en forma de balcón que nos ofrece, entre otras, una estupenda vista del Lago Helado (2.980), el Cilindro de Marboré (3.328) y tras el collado, los Picos de Astazou, Occidental (3.012) y Oriental (3.071). La salida (foto 5) toma dirección NE atravesando los derrubios terminales del cono que conforma la cima de Monte Perdido (3.355), punto culminante del macizo y tercera altura del Pirineo.


MULTIPLES ACCESOS Y POSIBILIDADES

    El comienzo de la vía se encuentra fácilmente si en la ruta que viene de La Pradera de Ordesa, una vez pasadas las Clavijas de Soaso o el Camino de los Mulos, continuamos hasta las Vueltas de María y tomamos la Ruta de Invierno al Refugio de Góriz. (A la salida de las clavijas se encuentra el Plato de Garcés con la cueva que le da nombre y a la salida de las vueltas está el Plato Superior con su nuevo cartel de riesgo de aludes y los dos caminos, izquierda - verano y derecha - invierno).

    La forma más cómoda de acceso es desde el Refugio Julián Delgado Úbeda o de Góriz (2.200), del cual deberemos salir dejando a nuestra derecha la torreta meteorológica del refugio y el camino señalizado como G.R. 11, para tomar la ruta del Lago Helado. A la altura del Gran Diedro (2.500) hay que abandonar dicha ruta y girar decididamente a la derecha (ESE), teniendo la pared pegada a nuestra izquierda y continuar ascendiendo así hasta llegar a la arista de La Subitialla, donde a la vista de la Torre de Góriz o Morrón de Arrablo enlazamos perpendicularmente con la vía unos cien metros por debajo de la cota referida de 2.750.

    Existen varios puntos de conexión con la vía, que se pueden usar para hacer combinaciones con otras rutas y que voy a citar brevemente:

    Accesos a la Punta de las Escaleras: a) desde el Gran Diedro, paso de La Brecha (por la derecha) y paso de La Canal (por la izquierda antes de llegar a los vivacs); b) desde el Glaciar del Soum de Ramond; c) desde debajo del Lago Helado (larga travesía horizontal en dirección SSE, a media ladera con algunos pasos delicados y/o expuestos).

    También es posible llegar a la base del Paso Rushmore desde el Lago Helado en una larga travesía ascendente, paralela a la que acabo de describir y para la que hay que tomar mayores precauciones.

    La arista de la Subitialla es cortada perpendicularmente por la G.R. 11 en las proximidades de Los Arracones.

    Otras posibilidades deben ser consideradas como escaladas de grado superior y por lo tanto escapan al objetivo del presente artículo.


NO ME OLVIDO DE VOSOTROS

    Si, también La Caballería puede disfrutar de esta ruta.

    El trazado completo de la vía es apto para ser realizado por cualquier persona que posea un nivel técnico medio-alto de esquí, pero como ya he comentado en otras ocasiones, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es (además) necesario un conocimiento exhaustivo del terreno y sus escalones rocosos, con el objeto de evitar desagradables sorpresas.

    Exceptuando a los esquiadores extremos, el franqueo de los escalones y sus chimeneas hay que hacerlo con las tablas a la espalda como es lógico.

    Por debajo del Paso Rushmore, las laderas entre los escalones son muy amplias y sin excesiva pendiente, lo que nos permite elegir el trazado del descenso. Solo las empinadas pendientes de acceso a la Punta de Las Escaleras requieren un poco de precaución.

    La salida a la cima suele presentar tras la estabilización del manto nivoso, placas de viento y nieve dura. En el resto del itinerario por su orientación, encontraremos nieve cristalizada o dura por la mañana y a partir de que el sol baje su irradiación.


FICHA TECNICA

    ASCENSIONES ESPECIFICAS PARA ESTE ARTICULO: Agosto ‘98 (fotografías estivales). Enero ‘99 (esquí). Noviembre y diciembre ‘99 (invernales). Enero ‘00 (fotografías invernales).

    CREW: El Autor en solitario.

    HORARIO: 3 horas desde el comienzo de la vía.

    MATERIAL: El apropiado para la época y además (opcional), una cuerda dinámica de 9 x 25 con algunos clavos, cintas planas, maillones, descensor de 8, mosquetón HMS y un cordino para improvisar un arnés de fortuna en caso de no querer destrepar las chimeneas por miedo o por tener prisa.

    CARTOGRAFIA: I.G.N. Hojas 146-IV Monte Perdido y 178-II Escuaín a escala 1:25.000.

    OBSERVACIONES: En invierno las chimeneas se llenan de nieve, haciendose mas cortas y fáciles de superar.


AGRADECIMIENTOS

    Quiero mencionar aquí a todas aquellas personas y/o entidades, sin cuya amistad y colaboración este artículo no podría ver la luz:

    Don Benjamín Díez y familia, Jesús Licer y todo el personal y clientes del Hotel Ordesa en Torla. La familia Latre de Nerín y su Añisclo Albergue. Marina Manuel y los Guardas del Refugio de Góriz. Las amigas y amigos, Aída, Esther y Balbino, Pilar (¡Hala Pitera!) y Clemente, Veerle y Luc, Choni y Manolo, las hermanas Lola y Maruja Sollet y la familia Olague, que me han acompañado. Alberto Martínez Embid por la Guía Ollivier y su confianza. Marta Iturralde Navarro por sus referencias a mis artículos. ESTUDIO deli-arte por el tratamiento digital de la cartografía e imágenes. Gracias a todos.


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Texto:
Eduardo Sánchez Abella - ©2000

Imágenes:
Eduardo Sánchez Abella - ©1998-2000


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